La Casa Invisible: la construcción de un clima (remix audiovisual – remake arquitectónico)

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La Casa Invisible: la construcción de un clima (remix audiovisual – remake arquitectónico) from Medialab-Prado

 

La Casa Invisible es un caldo de cultivo, un clima, un ambiente. Es una matriz para que la gente se produzca a sí misma, conociendo al otro. A veces de forma conflictiva, a veces de forma amistosa; pero es en esta fricción de lo problemático donde encontramos un espacio fértil (también frágil) para la creatividad y la inventiva. 

La creatividad ya no se puede entender como una urgencia exclusiva de ciertos individuos inquietos o apasionados, eso hace mucho que no hace cultura. Ahora los agentes realmente productivos son colectividades plurales y diversas, “sociales” en el sentido más amplio y beligerante del término: lo político como condición natural de todos y todas por el simple hecho de ser habitantes de la ciudad. Nuestra época será recordada como la era en que apareció Internet, pero no en su dimensión técnica, sino como mero soporte de una nueva sociedad. Una sociedad que se expresa tanto en la naciente hermandad de las relaciones a distancia como en la proximidad presencial, allí donde reencontramos la sabiduría del cuerpo.

Un ejemplo magnífico es el Medialab Invisible, un espacio que se construye a sí mismo en la acción, en la alegría de compartir las ilusiones, conocimientos, ideas y trabajos, en el que es difícil discernir si lo que allí ocurre es docencia, investigación, producción o invención, donde tampoco se sabe dónde terminan las prácticas y dónde empiezan las teorías. Es también el germen de múltiples proyectos, cuyos contenidos perfectamente podrían llamarse en otra época de “vanguardia”, pero que ya a nadie le importa si eso es así o le conviene otras etiquetas, es simplemente lo que es necesario y propio del tiempo que está abriéndose. Porque lo que en el fondo interesa es el construirse así mismas: como personas singulares y a la vez como comunidades de afectos, ambas condiciones recíprocas de existencia.

Nos interesa pensar en los Labs desde lo que lo hace possible, la presencia de los cuerpos. El poder contemporáneo es inmanente a la vida tal y como está organizada tecnológica y mercantilmente. El nihilismo metropolitano nos impide desenmascarar la apariencia neutral de los equipamientos o de la página blanca de Google. Quien determina el agenciamiento del espacio, quien gobierna los medios y los ambientes, quien gestiona los accesos tiene el poder.

Entendemos que es fundamental recuperar las infraestructuras para subvertir el proyecto de dominio total a través de la subjetividad de las personas, introduciendo el factor imperfecto y distorsionador de los cuerpos. Creemos en el poder de la inteligencia colectiva para hacerse uno con la infraestructura- artefacto constituyendo un territorio, un clima.

Entendemos el territorio como la composición de un medio y una comunidad, pues si la reducción del territorio al espacio condiciona y lastra el pensamiento creativo de disciplinas tales como la arquitectura y las ingenierías, la incomprensión de la profundidad territorial priva igualmente de consistencia conceptual a las disciplinas de lo social. Junto a ello, el territorio entraña para nosotros la construcción-apropiación de un medio, representando la condición de existencia de la comunicación entre miembros de la misma especie, lo cual indica que, aparte de existir ese medio material, existe otro de índole inmaterial. Lo propio del territorio son, pues, estos vínculos entre la segmentación del medio material y del medio inmaterial: agenciamientos. Por último, se deduce de todo lo dicho que el territorio implica, aparte del espacio, el tiempo, entendido como duración y no como sucesión acumulativa.

Ahora bien, ¿hasta dónde nos está dado pensar el territorio? ¿Desde dónde nos está dado pensarlo? ¿Dónde se nos traba la lengua –los lenguajes, los saberes– con que pensarlo? La Casa Invisible de Málaga lleva 8 años dándonos que pensar para aprender a inventar y manejar las herramientas de construcción de su propio territorio. En su seno crece una trama de afectos de la que es partícipe el mismo edificio. Como decíamos, más que de lo social hablamos de lo territorial, pues la Casa no es algo pasivo, tiene poder, expresa lo que se puede y lo que no se puede. Y sobre todo pone las condiciones para lo que es posible.

La autoafectación producida por el habitar activo crea una idea de actuación que desborda lo arquitectónico, pues se trata más bien de un conjunto de proyectos relacionados con todo un archipiélago de saberes que ya no caben en el modelo convencional del expediente técnico. Por esta razón, los técnicos y la comunidad de La Invisible hemos elaborado un Plan Director de Rehabilitación. Se trata de un conjunto de criterios generales para crear un marco donde quepan los saberes específicos y la inteligencia colectiva. Ahí queremos estar, en ese medio fluido e inestable pero que conecta y separa todo.

Se privilegia el protagonismo del proceso, y uno de carácter indeterminista, que inventa sobre la marcha su propio método y que es su propio objetivo, como máquina social-territorial sin fin. A la vez formación, investigación y actuación tangible, operando en lo técnico, en las relaciones sociales y en las subjetividades. Profundamente político pero desde el cuerpo y la materia: expresión en lugar de representación.

La situación actual no es sencilla, sobre La Casa Invisible pesa una medida cautelar impuesta por el Ayuntamiento de Málaga, sin ofrecer diálogo ni la posibilidad de demostrar los criterios técnicos y jurídicos que existen para avalar nuestros actos. Ante este panorama, la comunidad de La Invisible, junto a la ciudadanía de Málaga, toma la iniciativa y sigue adelante habiendo desarrollado un Plan Director de Rehabilitación con enorme rigor para demostrar de forma propositiva el autismo de la administración local.

Muchos retos: políticos, culturales, jurídicos, económico-financieros, de gestión y técnicos (cómo y quién ejecuta las obras, su coexistencia con las actividades de la Casa Invisible, cumplimiento de normativas). Lo que se propone queda claramente bajo el signo de lo problemático, entendido como la acción que no es la simple aplicación de un procedimiento predeterminado y previo. Abocada por tanto a un uso imaginativo y creativo de los recursos en cada momento disponibles, invirtiendo la proporción de lo que es habitual, esto es, desde el rigor, la seriedad y a la vez el ingenio que exige la utilización de medios austeros. Es pura necesidad.

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