Una cámara (Kinect) graba periódicamente la posición de un/a danzante, representada por una malla de puntos en tres dimensiones, de la que se obtiene un esqueleto simplificado. El esqueleto representa un cierto lenguaje corporal psicológico (énfasis, desesperación, alegría) y artístico, que ha de ser codificado primero en un repertorio de posturas, e interpretado y reconocido después durante la danza (proyecto largo). Y a la vez las posiciones de sus articulaciones pueden ser ligadas a los rasgos del sonido musical: tono, timbre, intensidad y duración (proyecto corto, el presente).