El resultado; un abanico de artefactos, cuya potencia comunicativa transmiten, una prometedora salida al devenir de la metrópoli, como espacio de convivencia, pensamiento y esperanza global.
Se tratan pues de intentos, de asaltos, desde la periferia del individuo al ágora del nosotros, donde el diseño, como alquimia de pensamiento y materia, acompañado de la perspectiva de género, como conjuro entre necesidad y pasión, puedan ser usados en la margenes sociales.