Espacio “P” una experiencia colectiva

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Espacio “P” una experiencia colectiva from Medialab-Prado

 

Madrid finales de los 70, cuatro artistas de distintas disciplinas alquilan el sótano de una sastrería en la calle Núñez de Arce en pleno corazón de la ciudad. Empieza como taller compartido de artistas, pero pronto empezará a generar otras facetas como la formación y la difusión de los trabajos. En 1981 queda como único inquilino el polifacético artista y performer canario Pedro Garhel, que lo abrirá al público generando un espacio de formación, difusión y encuentro, nace Espacio “P”

Nace vinculado a las prácticas artísticas que en aquel momento Pedro Garhel, junto con Rosa Galindo y el Grupo Corps, están trabajando; prácticas relacionadas con el cuerpo, principalmente la performance, pero también la expresión corporal o la danza clásica y moderna, con una clara vocación investigadora y de integración de otras disciplinas. Ámbitos como la fotografía, el cine, el vídeo o la poesía experimental se integran en ese espacio, impulsados no solo por Pedro Garhel, sino también por los artistas que por allí pasan y hacen de el su lugar de trabajo. Concha Jerez, Francisco Felipe, Antonio Cano, Alejandro Corominas y un largo etcétera. Confluyen artistas motivados por necesidades de investigación en torno al arte de la acción y otras iniciativas interdisciplinares que no encontraban espacio de diálogo y difusión en el panorama artístico y cultural de Madrid.

Ni las universidades, ni los museos o los centros culturales de entonces proporcionaban lo que se vivió en el Espacio P (1981-1997). Este proyecto pionero de autogestión artística, surge en una situación singular de carácter político, social y cultural de un sistema democrático reciente, en la que los artistas necesitaban expandir su campo de acción creando nuevas estructuras y funciones fuera de los circuitos oficiales y mercantiles. En España no existían espacios como los que ya desde la década de los años sesenta, tanto en Estados Unidos como en Europa, se habían dedicado a la interacción entre las artes plásticas, visuales, escénicas y sonoras en torno al arte de acción relacionado con el video, el cine experimental, la computación y la nueva música: The Factory de Andy Warhol o The Kitchen de Los Vasulkas en Nueva York, la Free International University (FIU) de Joseph Beuys en Düsseldorf o el Institut for Unstable Media, V2 de Rotterdam. Todos ellos eran espacios polivalentes y autoorganizados por artistas para conectar distintas disciplinas y lenguajes, creando además vasos comunicantes entre la formación, la investigación, la producción y la difusión, muchas veces compartiendo un solo espacio con múltiples funciones. Estos lugares tenían además un carácter inclusivo y socializador donde los artistas creaban comunidad, estableciendo una relación directa y cercana con los ciudadanos y con su barrio. Espacios en donde el arte era sinónimo de vida, de experiencias y conocimientos compartidos.

Ante la falta de otros espacios e infraestructuras específicas para este tipo de propuestas, después de un primer año íntegramente dedicado a ensayos y formación, la dinámica de trabajo comienza a abrirse a la interacción con otras prácticas. Los cursos generan seminarios, los seminarios llevan a “Acercamientos..” donde los talleres con artistas daban lugar a conferencias y exposiciones, integrando la investigación, la formación y la difusión.

Territorios fotográficos fuera de mercado como los seminarios con Eduardo Momeñe , Carlos Tarancón y David Nebreda donde se interactúa desde la fotografía con el arte de acción. Al mismo tiempo se sumaron músicos como Juan Antonio Lleó, Javier Colis, Pelayo Fernández Arrizabalaga del grupo Clónicos. Se propician los conciertos de aquellos grupos que trabajan en el territorio más cercano al arte sonoro y la música experimental: Suso Sainz, Orquesta de las Nubes, Corcobado/ Mar Otra Vez, Clónicos y un largo etc. Encuentros de pintores, Cineforum…

Los inicios de los años 80 coincidieron además con la irrupción de los sistemas electrónicos domésticos de video, de audio y la informática llegaba a través de los primeros PC´s. Cada uno teníamos alguno de estos dispositivos: cámaras de video, sintetizadores, cajas de ritmo u ordenadores personales. El compartir y trabajar juntos no surgió de un planteamiento teórico sociológico, antropológico u empresarial, ni de metodologías estudiadas y contrastadas; nació de una necesidad imperante, vital, por optimizar los pocos recursos que teníamos y las muchas ganas de generar juntos nuevas experiencias, construir otros relatos, y producir conocimientos renovados. El ámbito emergente de la videocreación de entonces, encuentra allí su espacio; autores como Antonio Cano, Alejandro Corominas, Javier Vadillo y mucho otros formaron parte de la distribuidora de video Alliance Video Art que el Espacio P creó en 1985 con el fin de fortalecer sus propios redes de difusión de ámbito nacional e internacional.

La forma de trabajar juntos surgió poco a poco, de manera espontánea e improvisada, cada uno participando con su “instrumento” como si de una formación libre de jazz se tratara. Eso es, improvisando sobre estructuras abiertas, siguiendo el hilo de uno, el contrapunto del otro; dejándonos llevar por los encuentros y aportando cada uno su conocimiento en las artes visuales, escénicas y sonoras. A partir de determinados momentos nos enganchábamos, de la improvisación surgió la investigación, los ensayos ya sistemáticos, la creación conjunta, la producción y, por último, los estrenos, las giras y vuelta a empezar.

La formación en el ámbito de la performance, estaba siempre en interacción con las otras actividades de manera que los propios alumnos participaban en los trabajos de otros artistas, así como los artista participaban en los trabajos de los alumnos. Así se consiguió un sistema orgánico, vivo, lleno de interacciones y aportaciones donde todo crecía, posibilitando que de los propios talleres formativos se generaran obras acabadas o trabajos multidisciplinares.

Estas prácticas no se limitaban tan solo al sótano del Espacio P. También se intervenía en el espacios urbano, interactuábamos con los transeúntes y al final de las dos o tres semanas del taller compartíamos los resultados a través de una acción en El Círculo de Bellas Artes, el Colegio de Arquitectos, o en Civitella d’Agliano en Italia. Es importante resaltar que aunque nunca se recibieron subvenciones, si hubo instituciones que apoyaron mucho, como el Círculo de Bellas Artes o el Instituto Alemán, no solo para la difusión de los trabajos sino también en la producción.

La estructura abierta y participativa de Espacio “P” contaminaba la generación de los propios proyecto; el Grupo Deposito Dental que nace a partir de los trabajos de Pedro Garhel y Rosa Galindo realiza obras como la acción multimedia “Dedicado a la memoria”, en la que participábamos un grupo abierto y cambiante de artistas, trabajo que se presentó en la Documenta 8 de Kassel, en Alemania, en 1987.

Resaltar por último de Espacio “P” la concepción de una estructura abierta a todas las disciplinas, a todas las corrientes, a todos los ámbitos. Así en el campo de la acción podían estar las obras de autores tan dispares en sus planteamientos, como Nacho Criado, Concha Jerez, Valcárcel Medina, los trabajos del Grupo Zaj, o las propuestas de Pedro Garhel y Rosa Galindo o Ewa Lyberten. En el campo de la poesía experimental Felipe Boso, Julio Campal, Juan Eduardo Cirlot, Francisco Felipe, Javier Maderuelo, sin olvidar los ámbitos tradicionales de la pintura, escultura y dibujo, siempre desde la óptica de la investigación, la experimentación y los procesos.

Referencias bibliográficas 

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  • OHLENSCHLÄGER, Karin (2010): “Hay cosas que (no) cambian… La evolución de las iniciativas independientes en la década de los ochenta y los nuevos estados de la cuestión treinta años después”, en Historia y situación actual de los colectivos de artistas y espacios independientes en el Estado Español (1980-2010). La otra historia, bubok, pp. 43-46. 
  • PALACIO, Manuel (2008): “Un acercamiento al vídeo de creación en España” en Claudia Giannetti (ed) El discreto encanto de la tecnología. Artes en España. Catálogo de la exposición. Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC), Badajoz y Zentrum für Kunst und Medientechnologie (ZKM), Karlsruhe, pp. 390-411.
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