Una idea, diversos enfoques y un folio en blanco

Cuando le conté el pasado fin de semana a mi hija de seis años que en Villaverde se iban a prototipar algunas ideas, ella mantuvo su atención en su tarea, inmutable a la palabrota que acababa de soltar por mi boca, totalmente distante y ajena al mensaje que intenté hacerle llegar en ese momento. Me senté en el suelo donde ella devoraba una revista y volví a preguntarle: Irene, ¿sabías que en el barrio se van a juntar un montón de jóvenes y mayores para dibujar, hacer manualidades y muchas cosas juntos? Entonces, ella detuvo un instante su profundo estudio al "catágolo" de juguetes que estaba repasando para Reyes, arqueó una ceja escéptica y me preguntó: ¿Habrá pinturas?

Y todo comienza aquí, la curiosidad alimentada por un creciente interés en participar y crear.

Cuando hablamos de desarrollo comunitario debemos entender dicho proceso como una acción plural y diversa en la que se mezclan, al menos, los siguientes factores. El primero es básico y vital: deseos y utopías. El resto son necesarios:  organización, planificación y ejecución.

Mencioné dos conceptos, plural y diversa. Plural, porque no existe desarrollo comunitario si no nace desde lo colectivo, desde las personas, en sus barrios, asociaciones o espacios de participación. Estos pueden ser y estar en escenarios tan habituales como un parque o una plaza, o en entornos tan inusuales como debajo de un puente de acceso a un barrio de la periferia de una gran ciudad. Y diversa porque la diferencia y la multitud de enfoques enriquecen la propia acción, la dotan de herramientas poderosas que hacen que el proceso de aprendizaje grupal cobre vida propia, alimentado de una constante: la idea de crear desde y para la comunidad.

Entra en juego ahora otro elemento fundamental y que está presente durante todo el proceso, en las miradas, los gestos, los movimientos y las palabras de las personas participantes: la comunicación. Es en ese preciso instante en el que tres o más personas comienzan a compartir ideas, experiencias, conocimientos, emociones...  cuando se activa el verdadero poder de la comunidad y comienza realmente el proceso de desarrollo comunitario. Participa aquí una comunicación social, y no mercantilista. En la que se escucha a todas y todos. Que profundiza en las causas y en los contextos, para entender mejor todas las realidades participantes. Se construye una relación comunicacional donde se respeta la diferencia, donde la palabra se democratiza y donde los distintos tipos de aprendizaje, particularmente el no formal y el informal, adquieren especial relevancia  y protagonismo.

El escenario de participación colectiva está forjándose pero nos faltan protagonistas que pueden fortalecer aún más el proceso, personas expertas en diversas materias o asesoras que ayuden a aclarar ideas o encontrar el camino. O personas que colaboren facilitando espacios y herramientas que hagan posible construir y crear. Villaverde Experimenta trata de formar parte de todo esto, siendo un catalizador que impulsará diez propuestas ciudadanas que verán la luz en los barrios del distrito de Villaverde, en el sur de Madrid.

Yo tendré la suerte de participar en este proceso, desde un espacio privilegiado. Mi rol en este proceso navega entre la escucha activa, el aprendizaje colaborativo, la reflexión y el consejo. Seré una ventana y un espejo a la vez. Ventana porque podré asomarme a ideas maravillosas de vecinas y vecinos de los barrios de Villaverde. Espejo porque mi propio proceso vital de participación comunitaria podrá dar pistas y servirá de guía para algunas de ellas.

Todas las ideas planteadas en este laboratorio mejoran las condiciones de vida de nuestra comunidad. Y este es motivo suficiente  para animar a todas las personas a que colaboren, participen y se dejen seducir por esta iniciativa. Pero hay otros, por supuesto, que puedes descubrir si colaboras en el propio proceso. Sentir que formas parte de una idea que cobra vida y conocer las herramientas y recursos para desarrollarla es muy adictivo.

Seguramente mi hija participe porque sólo le apetece pintar sobre un folio en blanco. Ella habrá cambiado el color del folio. Y dejará de estar en blanco.
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