Esta propuesta se centra en la boca, los sonidos que ésta produce, con o sin el concurso de las cuerdas vocales, con o sin la formulación de vocablos, sin embargo creo que no podemos evitar hablar de la oreja cuando hablamos de lo (b)vocal, ya que a primera vista, sin profundizar, ésta es el órgano receptor de la emisión vocal.
« Trágate un libro » es el título provisional de este proyecto: una investigación que reúne literatura, ASMR y Mukbang.
Todo parte del visionado de videos de Mukbang, esa práctica originaria de Corea del Sur que consiste en filmarse y grabarse tragando cantidades ingentes de comida. Aquellos vídeos me trajeron a la memoria el recuerdo de un personaje de la literatura humanista francesa cuyo nombre se ha convertido en sinónimo de lo excesivo, de lo desmesurado: Gargantua (que ha originado el epíteto « gargantuesque ») (1). Y es que lo que veo en aquellos videos me parece desmesurado, desmesurada la ingestión de comida, desmesurada la cantidad de vídeos que aúnan esta práctica, desmesurado el interés por ver gente tragar y escuchar los ruidos de succión y masticación. (2)
Me gustaría proponer una investigación en torno a lo que nos metemos en la boca y cómo, pero también sobre cómo ese meter en la boca se puede convertir en algo que podemos compartir con otra persona sin que ésta se lleve nada a la boca. ¿Qué tipo de comunicación se establece aquí?
Aquí es donde entra en juego la literatura que ya hemos evocado con Gargantua, de Rabelais. Al profundizar el tema de la relación entre comida y literatura, empiezan a emerger textos y referencias. La primera, la Biblia, la palabra alimento, la palabra sustento; sus libros están llenos de alegorías donde los profetas no escuchan sino que ingieren la palabra de Dios: Ezequiel traga unos rollos que le saben a miel, lo mismo para San Juan en el Apocalipsis. Luego buscándole un equivalente a Gargantua en la literatura hispánica, surge la literatura del Siglo de Oro y en primer termino la picaresca, El Lazarillo de Tormes, El Buscón. No obstante, aquí nos encontramos ante un paradigma completamente opuesto a la opulencia presentada en Gargantua y declinada en el mukbang, nos encontramos con la expresión misma de la carencia, pero también de los contrastes con el ejemplo de la gula de Sancho Panza VS. la inanición de Don Quijote. De un palo más contemporáneo, me acuerdo de las inevitables descripciones de platos preparados o de menus de bistrots franceses en cada libro de Michel Houellebecq. Se puede seguir tirando del hilo mucho tiempo, sin embargo cabe apuntar aquí un dato que une a todos estos textos, excepto la Biblia, que es la sátira. La risa, otra historia de boca.
Ahora, abriré algunas de las pistas que se me ocurre podrían desarrollarse en el laboratorio. Uno de los primeros pasos podría ser la sencilla imitación de lo que vemos. Imitamos para experimentar, explorar de forma consciente esta práctica para luego poder analizar y sacar algún o ningún conocimiento de ello. En el caso de que se apuntara gente con diversidad funcional, podría interrogar su acceso a estas prácticas del ASMR o del mukbang. Pienso sobre todo en personas sordas o ciegas aunque no cabe la menor duda de que caben otras experiencias aquí y simplemente no llegue a formularlas ahora. (3) // También está el papel de los olores, ausentes cuando vemos un vídeo pero bien presentes si estamos nosotros mismos comiendo o viendo a alguien hacerlo en frente de nosotros. // Otras preguntas: ¿La palabra, el hecho de relatar, puede convertirse en un sustituto de la acción de comer? ¿Cómo comer sin comer? // Luego está la tecnología de amplificación: el ASMR y el Mukbang se practican amplificando los sonidos y recurriendo a formas de grabación que reproducen la binauralidad; ¿se podría hacer lo mismo sin micrófonos y altavoces o cascos de audio? ¿Cuánto de cerca habría que estar entonces del oyente/receptor? // Otro punto importante es la propia apariencia plástica de estas prácticas, para mí puros bodegones crujientes listos para ser absorbidos por el agujero de la boca.
El objeto en el que se podría convertir este laboratorio es doble. Viniendo de las artes escénicas, siempre privilegio el contacto directo de los cuerpos, así que la primera forma que he pensado es la de una sencilla performance, reunir material para luego poder seleccionar y presentar parte de lo investigado, sacando estas prácticas de detrás de la pantalla para hacerlas de cuerpo presente. También cabe la posibilidad de grabar y montar parte del material que se haya podido acumular a lo largo de la semana para poder usarlo bien durante la performance bien como huella duradera del laboratorio.
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(1) Gargantua, quien nada más nacer necesitaba diecisiete mil novecientas trece vacas para alimentarlo (capítulo VII). Gargantua, quien « al escuchar el ruido de las cubas y los frascos se quedaba extasiado como si gozara las delicias del Paraíso. De modo que, considerando divina esta estratagema, para alegrarlo desde por la mañana, hacían delante de él sonar los vasos vacíos con un cuchillos, los frasco con sus tacones y los toneles con sus tapas » (capítulo VII). Si esto no es ASMR en el siglo XVI…
(2) El Ministerio de Salud y Bienestar de Corea del Sur quiso legislar sobre el mukbang, ya que avanzaban que podía provocar comportamientos de frenesí alimenticio en algunos espectadores y de este modo constituir un problema de salud pública. La revista científica The Lancet publicó un articulo a inicios de marzo de 2020 (https://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(20)3006…) en el que sus autores declaran que algunas prácticas promocionadas por plataformas digitales populares en Asia podrían haber favorecido comportamientos que inducían un peligro sanitario y epidemiológico al difundir imágenes de gente comiendo alimentos extraños o peligrosos, como estofado de tortuga, alimentos aún crudos o vivos, como el pulpo, a pesar de que pudieran ser portadores de bacterias, parasitos o algún virus. El peligro relacionado ya no con el hecho de comer sino con el hecho de ver a otros comer...
(3) Pienso en cómo podría ser esta experiencia del mukbang para una persona sorda, que ve pero no escucha; si lo practica él mismo, me pregunto cual es su relación sensorial con la manducación. Lo mismo para una persona ciega que no puede ver a la persona tragando pero sí escucharla, qué tipo de imaginario despierta esto en ella.